SIBERIA

Exploración en la estepa profunda



Bilibino

Histórico, esa es la palabra que define el resultado de la expedición al Ártico que han realizado Iker Eneko Pou durante el mes de julio. Calificada por ellos mismos como uno de los logros más importantes de su carrera, los escaladores gasteiztarras han sido capaces de abrir cuatro nuevas vías en estilo alpino en las imponentes paredes que se encuentran en la zona de Bilibino (Rusia).

Una vez más, los hermanos escaladores partían a principios de verano de Vitoria-Gasteiz con el material, la preparación y la ilusión necesaria para afrontar un nuevo reto. Atrás quedaba su ciudad natal cuando se reunieron con el austríaco Hansjörg Auer, el italiano Jacopo Larcher y el belga Sieve Vanhee, compañeros del equipo internacional de The North Face, que junto al cámara catalán Jordi Canyi y el fotógrafo austríaco Elias Holzknecht completaban la expedición que ponía rumbo a la estepa siberiana.
El lugar elegido para instalar el campo base estaba al pie de las imponentes montañas de El General, El Comandante y El Monje en Bilibino, la comarca más oriental de Rusia. Allí les esperaban macizos de roca limpia que llegaban a medir cerca de 500 metros y millones de mosquitos que habían invadido la zona consecuencia del buen tiempo que, paradojas de la vida, tanto buscaban tras su mala experiencia del año anterior en el Himalaya. Pese a los incómodos vecinos, el lugar prometía ofrecerles lo que habían ido a buscar, grandes paredes vírgenes que explorar.
Tras casi un mes de expedición las montañas de El General y El Comandante habían claudicado ante la fuerza y el tesón de los Pou, que habían conseguido abrir cuatro nuevas vías en libre y en un solo intento: Aupa (6c/300m) en 6 horas, Mosquito Rock Tour (7a+/450m) en 11h, Into the Wild (7a/425m) en 11h 20’ y The Two Parrots (7a/320m) en 8h 30’. Todas en estilo alpino, un logro a la altura de unos pocos elegidos.
Mientras, Auer, Larcher y Vanhee abrieron otras cuatro víasWake up in Siberia (6b/240m) en estilo alpino, Red Corner (7c+/450m) en estilo trabajado, From Zero to Hero (7a/490m) en estilo trabajado y Sketchy Django (6a+/400m) en estilo alpino, esta última siendo la primera vía abierta en la montaña de El Monje. En total 8 nuevas rutas logradas por la expedición en una aventura histórica que ninguno de ellos podrá olvidar.
 

¿Cuál fue el mayor desafío que enfrentamos?

Hemos llegado finalmente a la zona de escalada, pero el viaje por Rusia ha demostrado ser un desafío significativo. La comunicación resultó complicada, ya que muy poca gente hablaba inglés, especialmente en un lugar remoto como Bilibino, donde los turistas eran poco comunes. Además, las diferencias culturales eran notables. Mientras que nosotros, particularmente la parte española de nuestro equipo, éramos extrovertidos y abiertos, los rusos tendían a ser más reservados. Inicialmente, nos costó entender cómo nuestra presencia era percibida en la comunidad.

La respuesta a esta pregunta se hizo evidente poco después de nuestra llegada a Bilibino, un pueblo remoto ubicado a cuatro horas de vuelo de la ciudad más cercana. En el pasado, la población solía trabajar en las minas de oro, pero en la actualidad, la mayoría trabaja en la cercana central nuclear. Como grupo de siete extranjeros, preparamos nuestros suministros de alimentos para 25 días, utilizando las pequeñas tiendas locales y contando con la ayuda de nuestro guía personal, Evgeny Turilov. Aparentemente, no fuimos suficientemente discretos en la preparación de nuestro viaje, lo que atrajo la atención tanto de la policía local como de la federal.

Nuestra apariencia extrovertida y vestimenta colorida pareció despertar sospechas, y así comenzó la historia de las largas esperas y la burocracia rusa. Inicialmente, tuvimos que lidiar con el centro de migración de Bilibino, donde cada uno de nosotros fue interrogado individualmente en la pequeña oficina de un alto funcionario de migración. Mi turno fue el primero, y me enfrenté a un hombre ruso robusto que me miró con desconfianza. A pesar de sentirme un poco intimidado, comencé a explicar el propósito de nuestro viaje, enfatizando que estábamos allí solo para escalar. Con la ayuda de una profesora de inglés que llamaron para traducir, poco a poco logré explicar quiénes éramos y por qué habíamos llegado a Bilibino como turistas. Les parecía inverosímil que hubiéramos viajado desde Europa para escalar montañas en una región que, según ellos, era plana y solo tenía tundra.

Uno a uno, todos pasamos por la oficina, proporcionando toda la información que requerían. Descubrimos que habíamos ingresado a la zona de Chukotka sin el permiso necesario y habíamos violado la ley rusa. Sin saber cuáles serían las consecuencias de nuestra acción ilegal, la policía nos llevó a la comisaría, donde tuvimos que hablar con el jefe de policía. Se sucedieron más esperas y explicaciones, pero esta vez nos permitieron irnos más rápido. Después de otro día de trámites y toma de huellas dactilares, quedó claro que debíamos pagar una multa, pero afortunadamente nos permitieron quedarnos en la región.

"Temíamos a los osos siberianos, pero los mosquitos han sido lo peor. Sin repelente no hubiéramos podido aguantar."